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(Página actualizada el 1 de diciembre del 2020)
NOTAS HISTÓRICAS
La Iglesia de San Manuel y San Benito, situada en la madrileña calle de Alcalá, enfrente del histórico parque del Retiro, comenzó su andadura litúrgico-pastoral el día 1 de enero de 1911. La historia de este centenario templo madrileño, sin embargo, se remonta a comienzos de siglo cuando en 1902 la Ilma. Sra. D.ª Benita Maurici, Vda. de Caviggioli, se comprometía con los Agustinos de la Provincia de Filipinas a construir una Iglesia, que serviría de panteón para su marido, ya difunto, y ella misma, y un convento cuya planta baja se dedicaría a la instrucción gratuita de obreros y a cuyo frente se encontraría una fundación que recibiría posteriormente el nombre de "Fundación Caviggioli". La primera piedra se colocó el 4 de mayo de 1903 y la donación se formalizó mediante escritura pública realizada el 18 de marzo de 1904. En los años siguientes se continuaron las obras de construcción que finalizaron en 1910. El templo fue consagrado el 31 de diciembre de ese año por el Agustino Fray Francisco Valdés, obispo de Salamanca.
Desde ese momento la comunidad agustiniana puso todo su empeño y dedicación al servicio de las actividades litúrgicas, religiosas, culturales y sociales, que se realizaban en la iglesia-convento de San Manuel y San Benito, convirtiéndose en poco tiempo en el centro espiritual de mayor prestigio del señorial barrio de Salamanca. Quince años después, el 12 de septiembre de 1926, nació en el seno de la Provincia de Filipinas la Provincia Agustiniana de España, que recibió, junto con otras casas, la de San Manuel y San Benito, convertida desde entonces en residencia del Prior Provincial.
En 1936 la Guerra Civil interrumpió la trayectoria iniciada 25 años antes. Los Agustinos fueron expulsados y cinco religiosos de la comunidad murieron asesinados, entre ellos el Prior Provincial P. Facundo Mendiguchía y su secretario el P. Francisco de Mier. La iglesia fue cerrada al culto y transformada en almacén, la sacristía y los locales anejos se destinaron a economato, y el convento se convirtió en sede del Comité Ejecutivo del Partido Comunista y residencia de milicianos afiliados al Partido.
Terminada la guerra fratricida, retornaron los Agustinos a su casa y comenzaron la rehabilitación del edificio. Poco a poco fueron reparándose los daños que había sufrido el edificio durante la contienda, pero algunos bienes como la biblioteca, la sillería coral dotada de veintisiete sitiales tallados en nogal macizo y adornados con toques de oro, los confesonarios y la mayor parte del mobiliario del templo se había perdido para siempre. También habían desaparecido los objetos destinados al culto, las vestiduras y paramentos litúrgicos y la magnífica custodia donada por la fundadora.
Durante los años posteriores se continuó la línea iniciada antes de la guerra. Las misas, ejercicios espirituales y las funciones litúrgicas celebradas en San Manuel y San Benito, volvieron a convertir el templo en el preferido de la sociedad madrileña y de los intelectuales del momento. Agustinos como los PP. Félix García y César Vaca destacaron en esos momentos. En San Manuel y San Benito vivieron su religiosidad, antes y después de la Guerra Civil, personajes de la talla de Muñoz Seca, Carlos Arniches, Sánchez Guerra, Antonio Maura, Gregorio Marañón, Vázquez Mella, Víctor Pradera, Concha Espina, Víctor de la Serna, Ricardo León, Pedro Sainz Rodríguez, Jacinto Benavente y tantos otros que harían esta lista interminable.
En 1965, atendiendo la solicitud de la Archidiócesis de Madrid, la iglesia se convirtió en Parroquia. Desde ese momento un equipo de Agustinos ha dedicado sus esfuerzos a la atención, no sólo de los feligreses que le correspondían, sino también de los muchos madrileños que acuden a diario a proclamar y cultivar su fe, vivir la Eucaristía, o celebrar su matrimonio y otros sacramentos en el artístico templo. Al frente de ese equipo, como párrocos, han figurado los siguientes religiosos: P. Leovigildo Tabernero (1965), P. Remigio Paramio (1966-1970), P. Gonzalo Gómez-Zamalloa (1970-1971), P. Mariano Martín (1971-1979), P. Rafael del Olmo (1979-1983), P. Rafael de la Torre (1983-1995), P. Matías Pérez (1995-1999), P. Ángel Camino (1999-2006), P. Ignacio Alonso (2006-2012), P. Agustín Otazo Redondo (2012-2014), P. Santos Diez Corona (2014-2018), P. Juan Antonio Muñoz Revenga (2018-2020), P. Modesto García Grimaldos (2020...)
NOTAS ARTÍSTICAS
El templo, único edificio español levantado íntegramente en estilo neobizantino, fue obra del prestigioso arquitecto D. Fernando de Arbós y Tremanti (1840-1916), académico de San Fernando.
Se presenta al exterior como un potente bloque de mármol blanco concebido para sustentar una airosa cúpula forrada de cobre rojo, decorada con arquerías ojivales ciegas, y rematada por una estilizada linterna coronada con una bola y una cruz. En el cuerpo central, de planta octogonal como corresponde a un edificio funerario, se disponen cuatro vanos monumentales. A los lados de estos ventanales, emparejadas de dos en dos, se levantan ocho torrecillas, decoradas con diseños geométricos, que contribuyen a aligerar el aspecto exterior y funcionan como contrafuertes para la cúpula. En el tambor de la misma se abren dieciséis ventanales de características similares a las anteriores, que vierten al interior un caudal de luz. A los pies del edificio, junto a la entrada principal y unida por su base al cuerpo de la iglesia, se alza una magnífica torre cuadrada, dividida en cuatro cuerpos.
En el interior nos encontramos con una curiosa disposición espacial, mezcla de planta central y cruz latina en la que sus brazos se conforman de manera diversa. El ábside, de planta semicircular, acoge el altar mayor realizado en mármol blanco de Macaél e incrustaciones geométricas de varios colores, presidido por una imagen del Salvador cuya altura es de dos metros y medio, y dos laterales, ambas de un metro y treinta centímetros, representando a San Agustín y San José, esculpidas las tres en mármol de Carrara. En la bóveda, cubierta de mosaicos, se encuentra la figura sedente de Cristo, Señor del universo, bendiciendo y sosteniendo la bola del mundo en la mano derecha, acompañado de los doce apóstoles, identificados por su iconografía tradicional y separados por palmeras triunfales de frondosas hojas.
La capilla funeraria de planta rectangular, localizada en el brazo derecho del templo, está presidida por un altar de mármol de Carrara dedicado a San Benito, cuya imagen, de metro treinta de alto, lo representa en hábito monástico y está situada en la parte central bajo un templete de líneas clásicas. Sobre el ara se eleva una columna muy estilizada que sustenta un ángel funerario con las alas desplegadas, su blancura deslumbrante destaca sobre el fondo decorado con un mosaico estrellado. A ambos lados del altar descrito se sitúan los sepulcros de los fundadores, el de D. Manuel Caviggioli a la izquierda y el de D.ª Benita Maurici a la derecha.
Entre el ábside del altar mayor y la capilla funeraria se encuentra el púlpito realizado en mármol de Macaél de varios colores, predominando el blanco. El tornavoz de forma pentagonal como el púlpito inferior, está coronado por el "Águila de Hipona" con las alas desplegadas, en clara alusión a San Agustín, maestro de oratoria sagrada.
En el brazo izquierdo se encuentra la capilla de Santa Rita. De planta pentagonal, cubierta por bóveda facetada y adornada con mosaicos que siguen el estilo general del templo, custodia un altar central, trabajado en mármol de Carrara, en el que se sitúa la imagen de Santa Rita, religiosa agustina, bajo un templete de características similares al del altar de la capilla funeraria. En los laterales se han dispuesto dos pequeños altares cuyos retablos están formados por arcos góticos trilobulados en forma de nicho. Carentes de imágenes en el momento de la realización del templo, en ellos se han situado dos tallas de escaso valor artístico, realizadas poco después de haberse finalizado el templo. Una imagen de Ntra. Sra. de la Consolación, que intenta plasmar modelos barrocos de mejor fortuna, ocupa el lateral derecho. El izquierdo está dedicado a la Virgen del Camino, concebida como una "piedad" que sigue el típico modelo del gótico de transición, protegida bajo un baldaquino de metal plateado. Esta última imagen fue donada por una asociación de "Señoras de León" que celebraba la advocación mariana del Camino en esta iglesia y que terminó su existencia con la guerra civil. En esta capilla se ha entronizado el 25 de octubre de 2000 la imagen de Ntra. Sra. de Luján, patrona de Argentina, para que la colonia argentina en España tenga un lugar en Madrid donde manifestar su devoción a la venerada imagen. Desde octubre del año 2007 se pueden venerar también en esta capilla las reliquias de los Beatos Mártires Agustinos del siglo XX en España.
A los pies del templo, donde se abre la puerta principal del mismo, se encuentra, situado en el coro alto, el magnífico órgano construido por la casa alemana "Walcker" de Stuttgart en 1910 y que fue restaurado en 1977. Las solemnidades litúrgicas y las diversas celebraciones se han realzado siempre con su música y con las voces del coro fundado en 1911. Han destacado también sus organistas: Moreno Ballesteros y su hijo Moreno Torroba, Larrínaga y Guridi. El mejor momento del órgano y del coro comienza, sin embargo, a partir de 1961 cuando se hace cargo de ambos el agustino P. Domingo Losada, auténtico maestro que no limita su intervención al acompañamiento litúrgico sino que ofrece y organiza en el templo numerosos conciertos -30ª Edición de la Semana Internacional de Órgano- que acreditan su talento musical y refuerzan la dedicación cultural que es característica particular de la Orden Agustiniana.
La cúpula, sustentada sobre pechinas en las que se encuentran mosaicos representando los símbolos de los evangelistas, se despliega sobre el cuerpo central del edificio. Profusamente iluminada por los dieciséis ventanales apuntados y trilobulados que se abren en su base, está cubierta en su totalidad por mosaicos en los que se han representado dieciséis santos y beatos relacionados con San Agustín y la Orden. La cúpula, con sus mosaicos, es sin duda el elemento artístico de mayor entidad del conjunto. La decoración fue realizada, como el resto de los que adornan el edificio, por la firma "Facchina et Cia." de París y su coste ascendió a 130.000 ptas. de 1908. En el tambor se puede leer el siguiente versículo del salmo 85: "Omnes gentes quascumque fecisti venient et adorabunt coram te, Domine, et glorificabunt nomen tuum. Quoniam magnus es tu faciens mirabilia. Tu es Deus solus". "Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor, bendecirán tu nombre. Grande eres tú, y haces maravillas, tu eres el único Dios".